El material que se abre paso de la memoria de corto plazo a la memoria de largo plazo
entra en un almacén de capacidad casi ilimitada. Como un nuevo archivo que guardamos
en un disco duro, la información en la memoria de largo plazo se archiva y codifica de
modo que podamos recuperarla cuando la necesitemos.
Las evidencias de la existencia de la memoria de largo plazo, como algo distinto de la
memoria de corto plazo, provienen de muchas fuentes. Por ejemplo, algunas personas con
ciertos tipos de daños cerebrales no albergan un recuerdo duradero de la información
nueva recibida después de que ocurrió el daño, aunque las personas y los sucesos almacenados
en la memoria antes de la lesión permanecen intactos (Milner, 1966). Dado que la
información que se codificó y almacenó antes de la lesión puede recordarse y como la memoria de corto plazo después de la lesión al parecer es operacional —puede recordarse material nuevo por un periodo muy breve, podemos inferir que hay dos tipos distintos de memoria: una para el almacenamiento en el corto plazo y otra para el almacenamiento en el largo plazo.
Los resultados de algunos experimentos de laboratorio también son congruentes con la noción de una memoria de corto plazo y una de largo plazo separadas. Por ejemplo, en una serie de estudios, a la gente se le pidió que recordara una cantidad relativamente pequeña de información (digamos, un conjunto de tres letras). Luego, para impedir la práctica de la información inicial, a los participantes se les exigió que recitaran cierto material extraño en voz alta, como contar hacia atrás de tres en tres
(Brown, 1958; Peterson y Peterson, 1959). Al variar la cantidad de tiempo entre la presentación del material inicial y la necesidad de recordarlo, los investigadores descubrieron que el recuerdo
era bastante bueno cuando el intervalo era muy corto, pero que disminuía rápidamente a partir de ahí. Después de transcurridos 15 segundos, el recuerdo abarcaba sólo cerca de 10% del
material presentado inicialmente.
Aparentemente, la distracción de contar hacia atrás impedía que casi todo el material inicial alcanzara la memoria de largo plazo. El recuerdo inicial era bueno porque provenía de la memoria de corto plazo, pero esos recuerdos se perdían a un ritmo rápido. Finalmente, todo lo que podía recordarse era la pequeña cantidad de material que se abrió paso al almacén de largo plazo, pese a la distracción de contar hacia atrás. La distinción entre las memorias de corto y largo plazos también se basa en el efecto de posición serial, en el cual la capacidad para recordar información en una lista depende de
dónde aparezcan los elementos en la lista. Por ejemplo, a menudo ocurre un efecto de primacía,
en el cual se recuerdan mejor los elementos que se presentan al principio. También hay un efecto de recencia, en el cual se recuerdan mejor los elementos que se presentan posteriormente
en una lista.
entra en un almacén de capacidad casi ilimitada. Como un nuevo archivo que guardamos
en un disco duro, la información en la memoria de largo plazo se archiva y codifica de
modo que podamos recuperarla cuando la necesitemos.
Las evidencias de la existencia de la memoria de largo plazo, como algo distinto de la
memoria de corto plazo, provienen de muchas fuentes. Por ejemplo, algunas personas con
ciertos tipos de daños cerebrales no albergan un recuerdo duradero de la información
nueva recibida después de que ocurrió el daño, aunque las personas y los sucesos almacenados
en la memoria antes de la lesión permanecen intactos (Milner, 1966). Dado que la
información que se codificó y almacenó antes de la lesión puede recordarse y como la memoria de corto plazo después de la lesión al parecer es operacional —puede recordarse material nuevo por un periodo muy breve, podemos inferir que hay dos tipos distintos de memoria: una para el almacenamiento en el corto plazo y otra para el almacenamiento en el largo plazo.
(Brown, 1958; Peterson y Peterson, 1959). Al variar la cantidad de tiempo entre la presentación del material inicial y la necesidad de recordarlo, los investigadores descubrieron que el recuerdo
era bastante bueno cuando el intervalo era muy corto, pero que disminuía rápidamente a partir de ahí. Después de transcurridos 15 segundos, el recuerdo abarcaba sólo cerca de 10% del
material presentado inicialmente.
Aparentemente, la distracción de contar hacia atrás impedía que casi todo el material inicial alcanzara la memoria de largo plazo. El recuerdo inicial era bueno porque provenía de la memoria de corto plazo, pero esos recuerdos se perdían a un ritmo rápido. Finalmente, todo lo que podía recordarse era la pequeña cantidad de material que se abrió paso al almacén de largo plazo, pese a la distracción de contar hacia atrás. La distinción entre las memorias de corto y largo plazos también se basa en el efecto de posición serial, en el cual la capacidad para recordar información en una lista depende de
dónde aparezcan los elementos en la lista. Por ejemplo, a menudo ocurre un efecto de primacía,
en el cual se recuerdan mejor los elementos que se presentan al principio. También hay un efecto de recencia, en el cual se recuerdan mejor los elementos que se presentan posteriormente
en una lista.